Comercio internacional de residuos.
El comercio internacional de residuos es la compra y venta de residuos post producción o post consumo, entre países.
Algunos países importan residuos ya que estos tienen un valor económico y pueden ser útiles para sus procesos industriales. Los residuos se exportan en primera fase de clasificación y tratamiento, por parte de los países de origen, es decir que sólo están separados por tipo de material, con la idea de recuperarlos y reciclarlos en los países de destino. Esto puede sonar en principio como una una buena idea, sin embargo, el comercio de residuos, en general, y de plásticos en particular, ha causado grandes problemas en los países en vías de desarrollo.
Los países generadores de grandes cantidades de residuos exportan sus desechos a países en vías de desarrollo, quienes, en teoría, realizan los procesos de recuperación para reciclaje; sin embargo, muchas veces estos residuos tienen un final muy distinto. Tenemos esta falsa percepción de que Europa y Norteamérica tienen excelentes sistemas de reciclaje, pero no es así realmente, en estos países se separa la basura, aprovechan lo que pueden y lo que no pueden utilizar es enviado a otros países. Muchos de los residuos que van de un país a otros y que luego terminan afectando a la salud de las personas y del medio ambiente, llegan allí justamente porque no son reciclables. No fueron pensados para serlo y los países que los generan no se hacen cargo de ello. Puede ser también que sean tóxicos o que estén contaminados.
A nivel mundial, hay una dinámica clara entre los países generadores y receptores de basura plástica de un solo uso: Cuanto más peligrosa o cara sea la gestión de un residuo plástico en el país que lo genera, más probabilidad tiene de ser depositado en un país en vías de desarrollo.
China cambió el panorama del comercio de residuos.
Hasta diciembre de 2017, China era el mayor receptor de residuos post consumo en el mundo, recibiendo el 51%, del total mundial, receptando gran parte de la basura de Norte América, Europa y Japón. Dentro de estos cargamentos, China recibía residuos de todo tipo y en distintas condiciones, reciclables, no reciclables, limpios, sucios, contaminados con sustancias peligrosas, etc.
Pero desde el 2018, China prohíbe las importaciones de residuos, ya que se da cuenta de los impactos en la salud que están sufriendo sus ciudadanos, derivados de la llegada de estas grandes cantidades de residuos no reciclables y que no fácilmente gestionables en su país. A raíz del cierre de las fronteras de China, esas miles de toneladas de residuos potencialmente peligrosos tiene que buscar otros destinos.
Actualmente la mayor parte de los residuos que recibía China están llegando a Tailandia, Malasia, Vietnam, Indonesia; pero la producción de plástico sigue aumentando, y los grandes generadores de residuos, no están buscando métodos para tratar su propia basura o reducirla. Lo que hacen es buscar nuevos destinos. Y ya se ha hablado de abrir camino para enviarlos a África, Latinoamérica y el Caribe.
Lo que pasa cuando estos residuos llegan en grandes cantidades a países en donde no pueden ser reciclados, es que se gestionan de manera inadecuada. En algunos casos, termina enterrándose en los vertederos en el país que los importa, aunque es tremendamente injusto que un país tenga que hacerse cargo de la basura de otro, tanto económicamente, como como pasivo ambiental. Muchas veces los queman al aire libre, liberando todos los tóxicos y afectando a la salud; en muchos casos, termina en botaderos a cielo abierto, ríos y otros cuerpos de agua, y finalmente en el mar.