Los residuos sólidos o “basura” suelen llegar al mar en grandes proporciones y tamaños por la incorrecta gestión de residuos que hay en cada país. Los plásticos representan del 80 al 95% del total de residuos que se encuentran en las zonas costeras, generando un alto impacto en la vida marina e incluso en lugares considerados prístinos o vírgenes. Sin embargo, el problema no solamente son los plásticos, sino también el vidrio, metal, papel, cartón, madera procesada, entre otros. Un gran problema es la falta de educación ambiental a la población y las consecuencias al no existir una correcta disposición final para los residuos. Esto se refleja principalmente en los plásticos que terminan en nuestros océanos en cantidades abismales cada año, lo que va en aumento.
Estos plásticos por acción del tiempo, los rayos ultravioletas del sol, la acción de las olas, la temperatura, y otros factores físicos y químicos, se van a fragmentar o dividir en plásticos de menor tamaño, hasta convertirse en microplásticos, aquellos plásticos menores a 5 mm donde su incidencia va a ser mucho mayor y más directa, con un mayor impacto en el medio.
Existen diferentes maneras de identificar y clasificar a los microplásticos, entre ellos según su origen. Están los microplásticos primarios: aquellos manufacturados con ese tamaño como las microesferas de pastas de diente, exfoliantes, detergente, etc. y los nurdles usados en la producción de otros plásticos. Además, están los microplásticos secundarios: originados a partir de la fragmentación de plásticos más grandes. También se pueden clasificar por su tipo, color, composición química, entre otros.
Entre los tipos de microplásticos más abundantes tenemos las fibras sintéticas provenientes de la actividad pesquera por la falta de regulación de su actividad y constituye una de las amenazas más graves para la vida marina. Se desconoce la cantidad exacta de microplásticos en los océanos, pero se estima entre 5 y 50 billones de fragmentos. Hay plásticos tan diminutos que solo pueden ser observados con equipo de laboratorio especializado e identificados por expertos.
Su reducido tamaño solo es uno de los problemas, también poseen un potencial muy alto para acumularse a gran escala en la superficie marina, columna de agua y fondo oceánico. Son un medio de transporte o vectores de dispersión de especies las cuales se incrustan (biofouling) en la superficie de los plásticos y microplásticos. Algunas especies son nocivas para el ser humano como vibriones (portadores del cólera) y Escherichia coli (tipo de bacteria que puede provocar infecciones y diarrea). El medio plástico donde viven estos organismos microscópicos se lo denomina como plastisfera.
A su vez, los microplásticos poseen en su estructura aditivos químicos que fueron agregados en su forma de origen por las industrias para permitirles esa flexibilidad, dureza, resistencia al calor, etc. Una vez llegan al mar y se han fragmentado tendrán una superficie rugosa, con cicatrices y con hoyos, y al ser arrastrados por las corrientes oceánicas van a permitir la absorción o la adherencia de toxinas o químicos provenientes de la industria, agricultura, acuicultura, sector pesquero y muchos más. Estos flotan según las mareas transformándolos en pequeñas pastillas venenosas o bombas de tiempo que las especies microscópicas o de gran tamaño están consumiendo diariamente y que migran del plástico a los músculos, grasa y resto del organismo.
La acumulación de toxinas se va a dar mediante dos procesos: a) la bioacumulación, que es la acumulación de contaminantes en organismos vivos; y b) la biomagnificación, aumento de las concentraciones de contaminantes a medida que aumenta en la cadena alimentaria. Cuanto más consume un organismo más se acumula y muchas de estas especies que están ingiriendo plástico son de consumo humano, y al llegar a cada especie va a tener un efecto a nivel poblacional muy sutil.
El plástico mata a miles de especies ya sea por obstrucción intestinal, dificultad para flotar, debilitación del organismo, dificultad para ganar nutrientes, entre otras. O de una forma más insidiosa, produciéndose una toxicidad crónica provocando efectos adversos como resultado de pequeñas dosis diarias de las sustancias químicas adheridas a los plásticos y microplásticos.
Autor: Juan Fernando Pesántez Muñoz
Fundación Contamos Contigo Ecuador